Mariana Gómez Grobet tenía 15 años cuando su familia se mudó de Guanajuato a la Ciudad de México. Ella y su familia aman a los animales. Tuvieron dos pastores alemanes mientras vivían aquí, a los que amaba profundamente, pero que por desgracia la familia tuvo que dejarlos atrás. Los perros se quedaron con la pareja estadounidense que compró la casa de su familia, quienes les dieron el cariño que necesitaban, por lo que Mariana está eternamente agradecida.
En 2002, cuando supo que la pareja que había comprado la casa de su familia en Guanajuato estaba involucrada en la fundación de Amigos de los Animales de Guanajuato, decidió apoyar a nuestra organización. Esto la mantuvo conectada con el hogar de su infancia y le permitió ayudar a mejorar las vidas de perros y gatos como los que recordaba de su niñez.
Desde que obtuvo la licenciatura en comercio internacional, Mariana ha seguido una carrera en el sector de seguros, trabajando en compañías multinacionales de Seguros y Reaseguros. Actualmente es vicepresidenta de una empresa multinacional, a cargo de los programas de energía y generación eléctrica, coordinando la estrategia de cuentas en el sector.
Para Mariana, apoyar a Amigos siempre ha sido una prioridad. A lo largo de los años, ha hecho una donación a Amigos cada mes. También se ha mantenido en contacto con nosotros, visitando ocasionalmente Guanajuato, e incluso ha participado en dos de nuestras campañas de esterilización. Le estamos muy agradecidos por su apoyo leal y generoso.
Todavía busca formas de ayudar a aquellos, como perros y gatos, que no tienen voz, consciente de que los humanos somos los únicos que podemos protegerlos y defenderlos de los malos tratos. “[La cofundadora de Amigos] Sandra Ward me enseñó que con un poco de ayuda podemos hacer grandes cosas. Ella ha sido un gran ejemplo para mí”.
Nicolás, el pug de 9 años de Mariana, ha sido parte fundamental de su vida desde que tenía 7 meses. Adoptarlo fue fácil por su carácter amistoso y sociable. Cuando era un cachorro, ella lo llamaba el iPhone, porque después de dormir solo 20 minutos, estaba recargado y listo para seguir haciendo travesuras.
Mariana aún extraña el lugar donde creció. Algunos de sus mejores recuerdos son de “¡ese hermoso lugar, mi Guanajuato!”